Allí vamos, en busca del entusiasmo perdido, sólo así escucharemos los latidos del cambio, podremos entregarnos a los procesos, reconocer nuestras transformaciones, aceptar la oscilación de nuestros ritmos vitales, permitirnos des-ilusionarnos, entender las limitaciones como posibilidades y sobre todo ¡AGRADECER por todo lo que nos ocurre!

Mónica Dayan después de su intensa búsqueda, procesos de morir y renacer, recorrer el mundo y realizar múltiples prácticas espirituales, comparte estas ricas vivencias para despertar en su interior la radiante luz de la Conciencia Divina, considerando que todos somos maestros y alumnos, sólo debemos abrir la mente y el corazón, porque cada uno de nosotros es único, irrepetible y absolutamente necesario para la evolución.